Redes Sociales
y Autismo
Articulo por Emiro Gamarra @evillartes
Como bien sabemos,
el autismo es una condición psicológica que afecta a un número significativo de
personas alrededor del mundo, de las cuales hay quienes tienen conciencia de su
patología y otras que aun no han recibido un diagnostico. Muchas de estas
personas, teniendo o no conciencia de su padecimiento, en algún momento de sus
vidas utilizaron o utilizaran alguna de las redes sociales habidas y por haber
ahora y en adelante.
Lo que no saben las
personas e incluso muchos psicólogos es que el autismo y las redes sociales son
sal y agua que no se deben intentar mezclar bajo ciertas condiciones. Sabemos
que entre las características de las personas que padecen esta patología está
la autoexclusión social, la falta de variación en su rutina diaria y un carente
acto comunicativo con las personas de su entorno, lo que hace que las redes
sociales sea un mundo diferente y extraño para ellos, además de que allí pueden
experimentar un contacto indirecto con muchas personas con las que quizás no
les gustaría compartir de manera personal.
Volviendo a la
metáfora de la sal y el agua, en este caso el autismo es la sal y las redes
sociales el agua. Aunque ambos se pueden mezclar, el resultado evidente seria
una desagradable agua salada, ya que las redes sociales empeoran el autismo
considerablemente cuando estas se vuelven adictivas haciendo que las personas
se encierren en un nuevo mundo incluyente desinteresado en lo socio-personal
(Como agregar contactos al azar solo para exhibirles sus pensamientos e ideas
del otro lado de la pantalla, aunque a veces se abstienen de hacerlo, o
simplemente para intentar entender cómo se comportan o como socializan en el
mundo virtual) o incluyente con un propósito social de interés común (Como
crear adictivamente contenidos que atraigan seguidores a sus redes solo para
dar a conocer su trabajo creativo, entiéndase cualquier profesión creativa, sin
intención de crear lazos directos con las personas). Esto trae como
consecuencia el apego y seguimiento a una nueva rutina por periodos de tiempo
prolongados y por ende el completo deterioro de la poca vida social con los de
su entorno causando la intensificación de su patología y la rescisión de
cualquier posible mejora.
El autismo no tiene
cura. Cuando una persona es diagnosticada como autista puede comenzar bajo
supervisión médica y con la colaboración de sus allegados un tratamiento que le
ayude a mejorar su calidad de vida, siempre y cuando el afectado colabore en lo
que se le pide hacer para lograr ese objetivo. Por esta razón, al comenzar cualquier
tratamiento, es importante tener en cuenta que las redes sociales son espacios
adictivos que necesitan un uso regulado por parte de los que padecen esta condición
psicológica ya que estas personas suelen ser adictivos por naturaleza a
espacios o temas específicos que tengan relación con sus gustos e intereses,
por lo tanto, el uso prolongado de dichas redes significaría un retraso directo
a cualquier mejora visible del afectado.
Las personas
autistas por lo general suelen ser muy brillantes y llenas de ideas geniales ya
que por naturaleza poseen un coeficiente intelectual bastante alto. El problema
de estas ventajas es que al darle uso al internet y a las redes sociales, estas
herramientas se convierten luego en una desventaja ya que significaría un mundo
amplio para el aprendizaje y por ende el enfrascamiento de la persona en un
mundo virtual repleto de información que se traduce en aprendizaje, cosa que
ellos en soledad disfrutan, pero que no los ayuda a mejorar su condición.
Ellos tienen
problemas para prestar atención ya que pasan mucho tiempo pensando en temas
repetitivos y al intentar conversar con alguien desvían su atención fácilmente
dejando en evidencia su desinterés. Aquí las redes sociales limitan las
variaciones de la mayoría de sus pensamientos orientándolos al mundo virtual
donde concentran toda su atención haciendo más grande su desinterés
socio-personal.
El Caso Estudiado
Estudiando el caso
de un colega anónimo logre llegar a la conclusión de que las tan útiles y
expandidas redes sociales, son una espada de doble filo ya que así como te
ayudan a estar comunicado y al tanto de todo lo que ocurre, también pueden
volverte adictivo a ellas y como consecuencia serás lo que yo llamo un “social-asocial”,
es decir, te involucraras en una sociedad que por el hecho de ser virtual te
hará una persona sin sociedad por el desapego al mundo real.
El caso particular
de mi colega comenzó desde que fue diagnosticado con autismo en 2013. Desde
allí siguió un tratamiento en el que se obligaba a dejar la rutina repetitiva y
a tratar de compartir constantemente con todos en su entorno social. Poco a
poco y a duras penas se fue adaptando a la sociedad hasta que logro una mejora
considerable suprimiendo los desintereses por compartir con los demás.
En aquel tiempo el
comenzó a experimentar con redes sociales a través de Facebook, y aunque era al
principio un poco adictivo, poco a poco perdió el interés y regulo el uso que
le daba a dicha red social.
En 2014 tuvo un
gran impulso. Comenzó la universidad y ya tenía conciencia de cómo era y
porque, lo que le facilito entenderse a sí mismo y entender el comportamiento
de las demás personas, cosa que lo ayudo en el proceso de adaptación con los
grupos de estudio que estaban en constante interacción con él.
Su carrera
universitaria es Diseño Grafico y desde un principio ha sido uno de los
estudiantes más destacados de cada una de las clases que ameritan mucha
creatividad y técnica manual. Esto se traduce a que sus trabajos son de calidad
y muy bien elaborados por lo que decidió compartirlos en las redes sociales.
Aquí está el detalle.
Mi colega creo
cuentas en todas las redes sociales y las interconecto para compartir todos sus
contenidos y trabajos de manera simultánea con la intención de obtener
reconocimiento, seguidores y un visto bueno en cada cosa que se dispone a
compartir. El caso es que se ha vuelto adictivo a crear contenidos y por ende
pasa mucho tiempo en las redes sociales lo que ha hecho que se vuelva
nuevamente una persona monótona y monotemática, poco comunicativo, encerrado en
un mundo impenetrable y alejado de la sociedad, preocupado siempre por conseguir
una conexión a internet más que por conseguir interactuar con los grupos de
estudio. Inclusive le han hecho mucho bullying por hacerse parecer un excluido
amante compulsivo de lo virtual y por solo hablar de los videos o imágenes que
ve en internet. A todo esto, su condición psicológica volvió a decaer y en gran
medida se debió a las redes sociales.
Actualmente me he
sentado con mi colega para replantearle su condición y hacerle ver su falla. El
también se había dado cuenta que estaba siendo excluido de los grupos de
estudio y de muchos otros y ha decidido volver a su tratamiento para rehabilitarse
nuevamente.
Hoy mi grupo y yo
compartimos con ese genio y nos encargamos de que mientras esté con nosotros
mantenga apagada la conexión wifi de su teléfono móvil, nos planteamos muchos
temas de conversación y le pedimos su opinión constantemente para orientar su
atención a nosotros. Es un analista excepcional aunque a veces hay que sacarle
las palabras ¡Ya veremos que él podrá mejorar! Y de hecho, lo está haciendo.
Recomendación: Lo mejor será
consultar a un especialista para cualquier duda que tengan acerca de esta
condición psicológica y así aprender a mejorar los detalles que se escapan en
el tratamiento de rehabilitación.
Emiro Gamarra/23 de marzo de 2016
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